Carmelo, junio 22 de 1950.
Sr. Presidente de la Junta Local de Carmelo
Don Ventura Buscarons Dotta.
Presente.
Don Ventura Buscarons Dotta.
Presente.
Señor Presidente:
Entendiendo esta Comisión que en este año de Artigas, destinado a rendir a nuestro héroe máximo toda clase de homenajes recordatorios, no debe olvidarse a quien le acompañó fielmente en su voluntario exilio y al país hermano que lo cobijara, solicita por su intermedio quiera hacer llegar a la Junta la aspiración de que en este año se designe con los nombres de ANSINA Y PARAGUAY a dos avenidas de esta ciudad.
Es propósito de esta Comisión, una vez designada la Avenida que ha de llevar el nombre del país hermano, colocar en ella un mástil o monolito recordatorio.
Esperando contar para el logro de estas aspiraciones con la manifiesta buena voluntad de esa Junta, saludan muy atentamente. A. M. IRAOLA RECARTE Presidente, JULIO A. DE CASTRO Secretario.
Entendiendo esta Comisión que en este año de Artigas, destinado a rendir a nuestro héroe máximo toda clase de homenajes recordatorios, no debe olvidarse a quien le acompañó fielmente en su voluntario exilio y al país hermano que lo cobijara, solicita por su intermedio quiera hacer llegar a la Junta la aspiración de que en este año se designe con los nombres de ANSINA Y PARAGUAY a dos avenidas de esta ciudad.
Es propósito de esta Comisión, una vez designada la Avenida que ha de llevar el nombre del país hermano, colocar en ella un mástil o monolito recordatorio.
Esperando contar para el logro de estas aspiraciones con la manifiesta buena voluntad de esa Junta, saludan muy atentamente. A. M. IRAOLA RECARTE Presidente, JULIO A. DE CASTRO Secretario.
Of. Nº 1010/950.
Señor Presidente de la Junta Departamental
Don Ricardo Rufener
Presente.
Señor Presidente de la Junta Departamental
Don Ricardo Rufener
Presente.
Señor Presidente:
La comisión de Fomento del Boulevard “Artigas” de Carmelo, propicia adherir a los homenajes que se tributan al Fundador de la Nacionalidad en el centenario de su muerte, con diversos actos entre los que figuran la designación de dos calles de la Ciudad de Carmelo, -a la que tanto estuviera vinculado el prócer-, con dos nombres, que también están estrechamente ligados a la vida de José Artigas.
Presentada la iniciativa ante la Junta Local de Carmelo, ésta ha encontrado justiciero el petitorio de la Comisión de Vecinos, apoyándolo decididamente; y elevados los antecedentes al Departamento Ejecutivo, he considerado un deber elevar a Ud. el correspondiente proyecto de decreto que adjunto a este mensaje, designado con los nombres de “ANSINA” y “PARAGUAY” a dos importantes vías de tránsito de la ciudad de Carmelo.
Quiero aprovechar este mensaje, que fundamenta un proyecto de homenaje a un hombre y a una nación que tuvieron lugar de preferencia en el corazón del blandengue ilustre, para hacer llegar a la Junta Departamental, el homenaje de la Intendencia a José Artigas, en el año del centenario del prócer que nos dio patria y libertad y cuya memoria venera hoy, el pueblo de la República.
Ha pasado un siglo, desde el día en que el Protector de los Pueblos libres, cerró para siempre los ojos, dejando de latir su corazón, en el exilio de la generosa tierra paraguaya, desde la cual seguía, acompañado de su fiel Ansina, los acontecimientos que se desarrollaban en su patria que es la nuestra. Y durante los cien años transcurridos de entonces a la actualidad, la vida, la acción, el pensamiento, la obra del héroe, debieron soportar el duro embate de críticas injustificadas, de tendencias y malevolentes afirmaciones, para resurgir finalmente, obra y figura, en toda su gigantesca grandeza, en su máximo esplendor.
Fueron precisos cien años, para que la justicia se hiciera a quien fue el Padre de la Patria, y en el correr de los nuevos años, el patriotismo de las generaciones venideras, habrá de hacer más luz, sobre la visión Artiguista y las proyecciones históricas de su acción para la tierra oriental y para la América toda.
José Artigas constituye, con José de San Martín y con Simón Bolívar la trilogía más vigorosa en el pensamiento y en la acción, por la emancipación americana.
Pero la figura de los tres próceres presentan facetas perfectamente diferenciadas.
Mientras José de San Martín, es, en nuestro concepto, el genio militar por excelencia, que organiza ejércitos y monta expediciones libertando patrias; y el caraqueño amalgama con su genio militar, su genio político, Artigas es, en cambio, un caudillo que lleva tras de sí las masas populares y que, con excelentes condiciones de jefe militar, constituye la representación más elevada del pensamiento político en la época emancipadora. Porque si contribuyó a “hacer la patria a caballo”, luchando con las fuerzas patriotas bajo su mando contra españoles, portugueses y porteños, también sembró siempre a su paso, en fecunda tierra, sus ideales de libertad, de republicanismo auténtico, de principismo democrático perfectamente definido.
La mayor grandeza de Artigas debe ser, para nosotros, sus ideales democrático-republicanos, sus ansias permanentes por ver a la patria libre e independiente de todo poder e influencia extranjera; su anhelo insistentemente expresado, de que el pueblo oriental, fuera el dueño total y absoluto de sus propios destinos.
Los ideales artiguistas surgen desde el fondo mismo de la historia patria, trazando a la República el derrotero certero que ésta ha seguido hasta el presente. Los pensamientos de Artigas, son sentencias gravadas en el corazón del pueblo oriental que honra a su caudillo, manteniendo su condición de pueblo “tan ilustrado como valiente”, que “con libertad ni ofendo ni temo” ni vende ” el rico patrimonio de los orientales al vil precio de la necesidad”.
La comisión de Fomento del Boulevard “Artigas” de Carmelo, propicia adherir a los homenajes que se tributan al Fundador de la Nacionalidad en el centenario de su muerte, con diversos actos entre los que figuran la designación de dos calles de la Ciudad de Carmelo, -a la que tanto estuviera vinculado el prócer-, con dos nombres, que también están estrechamente ligados a la vida de José Artigas.
Presentada la iniciativa ante la Junta Local de Carmelo, ésta ha encontrado justiciero el petitorio de la Comisión de Vecinos, apoyándolo decididamente; y elevados los antecedentes al Departamento Ejecutivo, he considerado un deber elevar a Ud. el correspondiente proyecto de decreto que adjunto a este mensaje, designado con los nombres de “ANSINA” y “PARAGUAY” a dos importantes vías de tránsito de la ciudad de Carmelo.
Quiero aprovechar este mensaje, que fundamenta un proyecto de homenaje a un hombre y a una nación que tuvieron lugar de preferencia en el corazón del blandengue ilustre, para hacer llegar a la Junta Departamental, el homenaje de la Intendencia a José Artigas, en el año del centenario del prócer que nos dio patria y libertad y cuya memoria venera hoy, el pueblo de la República.
Ha pasado un siglo, desde el día en que el Protector de los Pueblos libres, cerró para siempre los ojos, dejando de latir su corazón, en el exilio de la generosa tierra paraguaya, desde la cual seguía, acompañado de su fiel Ansina, los acontecimientos que se desarrollaban en su patria que es la nuestra. Y durante los cien años transcurridos de entonces a la actualidad, la vida, la acción, el pensamiento, la obra del héroe, debieron soportar el duro embate de críticas injustificadas, de tendencias y malevolentes afirmaciones, para resurgir finalmente, obra y figura, en toda su gigantesca grandeza, en su máximo esplendor.
Fueron precisos cien años, para que la justicia se hiciera a quien fue el Padre de la Patria, y en el correr de los nuevos años, el patriotismo de las generaciones venideras, habrá de hacer más luz, sobre la visión Artiguista y las proyecciones históricas de su acción para la tierra oriental y para la América toda.
José Artigas constituye, con José de San Martín y con Simón Bolívar la trilogía más vigorosa en el pensamiento y en la acción, por la emancipación americana.
Pero la figura de los tres próceres presentan facetas perfectamente diferenciadas.
Mientras José de San Martín, es, en nuestro concepto, el genio militar por excelencia, que organiza ejércitos y monta expediciones libertando patrias; y el caraqueño amalgama con su genio militar, su genio político, Artigas es, en cambio, un caudillo que lleva tras de sí las masas populares y que, con excelentes condiciones de jefe militar, constituye la representación más elevada del pensamiento político en la época emancipadora. Porque si contribuyó a “hacer la patria a caballo”, luchando con las fuerzas patriotas bajo su mando contra españoles, portugueses y porteños, también sembró siempre a su paso, en fecunda tierra, sus ideales de libertad, de republicanismo auténtico, de principismo democrático perfectamente definido.
La mayor grandeza de Artigas debe ser, para nosotros, sus ideales democrático-republicanos, sus ansias permanentes por ver a la patria libre e independiente de todo poder e influencia extranjera; su anhelo insistentemente expresado, de que el pueblo oriental, fuera el dueño total y absoluto de sus propios destinos.
Los ideales artiguistas surgen desde el fondo mismo de la historia patria, trazando a la República el derrotero certero que ésta ha seguido hasta el presente. Los pensamientos de Artigas, son sentencias gravadas en el corazón del pueblo oriental que honra a su caudillo, manteniendo su condición de pueblo “tan ilustrado como valiente”, que “con libertad ni ofendo ni temo” ni vende ” el rico patrimonio de los orientales al vil precio de la necesidad”.
Jefe de los Orientales cuando nuestro pueblo fue abandonado a su propia suerte en el fragor de la lucha, José Artigas, que no medía sacrificios para establecer el sistema de la libertad, decía que “los orientales juraron en lo hondo de su corazón, un odio irreconciliable, un odio eterno, a toda clase de tiranos”, y un siglo después, el pueblo uruguayo responde a esa definición de su primer conductor, manteniendo enhiesta, para su propia gloria, aún el amor a la libertad y aquél desprecio por las tiranías.
En el Congreso que provocó, para designar a los delegados que deberían recibir después, de sus propias manos, las célebres Instrucciones del AÑO XIII, mientras explicaba a la Asamblea de la convocatoria, los rumbos de la política nacional provincial, los peligros presentes y futuros y los puntos esenciales que debía llamar la atención de los diputados, expresaba al mismo tiempo sus ideas acerca de los problemas fundamentales y fijaba el comienzo de su discurso un límpido criterio democrático, de profundo respeto a la soberanía popular, cuando decía a los asambleístas “mi autoridad emana de vosotros y cesa ante vuestra presencia soberana”.
Vencedor en Las Piedras, cuando el Virrey, deshechas sus fuerzas, comprendió que la causa de España estaba perdida en la Banda Oriental y quiso atraer a Artigas al servicio de la corona ofreciéndole toda clase de distinciones y prebendas, el Jefe de los Orientales le respondió dignamente: “Su proposición es un insulto a mi persona, tan indigno del carácter suyo, como de mi contestación. Sólo el bien de la patria, es la justa causa que sigo.- Deje Ud. que hablen y prediquen contra mí. Mis operaciones son más poderosas que sus palabras”.
Y poco después, contestaba a otra proposición de los monárquicos, diciéndoles: “a los tiranos, no les quedan más recursos, que el triste partido de la desesperación”.
Pero el genio político de Artigas, queda maravillosamente expuesto, en forma que no admite discusión, en la concepción doctrinaria que informan sus célebres Instrucciones del Año XIII. Pide en ellas, la declaración de la independencia total y absoluta de estas colonias y su desvinculación de la corona, así como la disolución de todo vínculo político con España.
Propone el sistema de la confederación para el agrupamiento de las provincias. Proclama la libertad civil y religiosa. Traza los lineamientos generales de la estructuración del gobierno, sentando el principio de la división de poderes.- Declara su aspiración de que los puertos de Maldonado y de la Colonia, queden abiertos a la libre navegación y al comercio exterior.
Fija la jurisdicción de la Provincia Oriental y establece que ésta mantendrá su soberanía, libertad e independencia, entrando solamente en una firme liga de amistad con las otras provincias. Propone la estructuración de una Carta Constitucional y luego de expresar que el despotismo militar será aniquilado con trabas constitucionales que aseguren la inviolabilidad de la soberanía de los pueblos, termina estableciendo que la Constitución garantizará a las Provincias Unidas una forma de gobierno republicano, que asegure a cada una de ellas, de las violencias domésticas, usurpación de sus derechos, libertad y seguridad de su soberanía que en la fuerza armada intente alguna de ellas, sofocar los principios proclamados.
Y en sus instrucciones, terminó Artigas expresándole a los delegados que “deberán prestar su atención honor, fidelidad y religiosidad, a todo cuanto crean o juzguen necesarios”, para preservar a nuestro suelo de las ventajas de la libertad, manteniendo un gobierno libre, de piedad, de justicia, de moderación, de industria.”
Trazado así, en veinte minutos, queda el programa de Artigas.
Condensa en el breve documento, los principios fundamentales de la organización política institucional, basado en un profundo sentido de lo que es la libertad, la independencia, la democracia y la república.
Sus ideas examinadas hoy, al cumplirse el centenario del héroe, están a tono con la forma de pensar actual de la inmensa mayoría del pueblo de la República, que ha sabido mantenerse fiel al ideal Artiguista.
Porque ha levantado siempre con gallardía, el pabellón de que “con libertad ni ofendo ni temo”; porque ha mantenido siempre vivo, el repudio que Artigas lanzó a los tiranos, porque venera en todo momento, el culto fervoroso que Artigas hacía de la libertad.
La adhesión de la ciudadanía oriental a los principios republicano-democráticos, es el mejor homenaje que en esta hora de patriótica evocación, puede tributar el pueblo de la República, al héroe que un día, por no vender el “rico patrimonio de los orientales al vil precio de la necesidad” cargó patria y pueblo en las carretas para marchar con él, a la espera de mejores días, en los que pudieran imponerse, en forma definitiva, por acción vigorosa, el sentimiento de libertad e independencia, el ideal de justicia, que animado por el Caudillo, constituyó el ansia mayor de aquellos que en el camino del Éxodo, iban trazando acertados derroteros al destino futuro de la patria.
Hemos evocado así, en la necesaria brevedad de este mensaje, a José Artigas, porque es su figura, la máxima en nuestra historia, la que provoca, en el fondo, los homenajes que la Comisión de Fomento del Boulevard Artigas propicia a Ansina y al Paraguay, incluyéndolos en el nomenclátor de la Ciudad.
La Intendencia considera que son justos y merecidos estos homenajes, porque Ansina fue, en todo momento,
el fiel servidor del Caudillo; el que lo acompañó en sus días de gloria, el que no quiso apartarse de él, en la hora en que la adversidad comenzó a ser su compañera; el que siempre lo siguió a todas partes sin
preguntarle jamás a donde iba, ni que planes guiaban sus pasos; el que por sobre todas las cosas, tuvo siempre amor y fe en el Conductor; el que se mantuvo en todo instante junto a él, con ejemplar lealtad, compartiendo incluso las amarguras del exilio, hasta que el pecho de Artigas cesó de palpitar y la sangre detuvo la circulación por sus venas.
En el Congreso que provocó, para designar a los delegados que deberían recibir después, de sus propias manos, las célebres Instrucciones del AÑO XIII, mientras explicaba a la Asamblea de la convocatoria, los rumbos de la política nacional provincial, los peligros presentes y futuros y los puntos esenciales que debía llamar la atención de los diputados, expresaba al mismo tiempo sus ideas acerca de los problemas fundamentales y fijaba el comienzo de su discurso un límpido criterio democrático, de profundo respeto a la soberanía popular, cuando decía a los asambleístas “mi autoridad emana de vosotros y cesa ante vuestra presencia soberana”.
Vencedor en Las Piedras, cuando el Virrey, deshechas sus fuerzas, comprendió que la causa de España estaba perdida en la Banda Oriental y quiso atraer a Artigas al servicio de la corona ofreciéndole toda clase de distinciones y prebendas, el Jefe de los Orientales le respondió dignamente: “Su proposición es un insulto a mi persona, tan indigno del carácter suyo, como de mi contestación. Sólo el bien de la patria, es la justa causa que sigo.- Deje Ud. que hablen y prediquen contra mí. Mis operaciones son más poderosas que sus palabras”.
Y poco después, contestaba a otra proposición de los monárquicos, diciéndoles: “a los tiranos, no les quedan más recursos, que el triste partido de la desesperación”.
Pero el genio político de Artigas, queda maravillosamente expuesto, en forma que no admite discusión, en la concepción doctrinaria que informan sus célebres Instrucciones del Año XIII. Pide en ellas, la declaración de la independencia total y absoluta de estas colonias y su desvinculación de la corona, así como la disolución de todo vínculo político con España.
Propone el sistema de la confederación para el agrupamiento de las provincias. Proclama la libertad civil y religiosa. Traza los lineamientos generales de la estructuración del gobierno, sentando el principio de la división de poderes.- Declara su aspiración de que los puertos de Maldonado y de la Colonia, queden abiertos a la libre navegación y al comercio exterior.
Fija la jurisdicción de la Provincia Oriental y establece que ésta mantendrá su soberanía, libertad e independencia, entrando solamente en una firme liga de amistad con las otras provincias. Propone la estructuración de una Carta Constitucional y luego de expresar que el despotismo militar será aniquilado con trabas constitucionales que aseguren la inviolabilidad de la soberanía de los pueblos, termina estableciendo que la Constitución garantizará a las Provincias Unidas una forma de gobierno republicano, que asegure a cada una de ellas, de las violencias domésticas, usurpación de sus derechos, libertad y seguridad de su soberanía que en la fuerza armada intente alguna de ellas, sofocar los principios proclamados.
Y en sus instrucciones, terminó Artigas expresándole a los delegados que “deberán prestar su atención honor, fidelidad y religiosidad, a todo cuanto crean o juzguen necesarios”, para preservar a nuestro suelo de las ventajas de la libertad, manteniendo un gobierno libre, de piedad, de justicia, de moderación, de industria.”
Trazado así, en veinte minutos, queda el programa de Artigas.
Condensa en el breve documento, los principios fundamentales de la organización política institucional, basado en un profundo sentido de lo que es la libertad, la independencia, la democracia y la república.
Sus ideas examinadas hoy, al cumplirse el centenario del héroe, están a tono con la forma de pensar actual de la inmensa mayoría del pueblo de la República, que ha sabido mantenerse fiel al ideal Artiguista.
Porque ha levantado siempre con gallardía, el pabellón de que “con libertad ni ofendo ni temo”; porque ha mantenido siempre vivo, el repudio que Artigas lanzó a los tiranos, porque venera en todo momento, el culto fervoroso que Artigas hacía de la libertad.
La adhesión de la ciudadanía oriental a los principios republicano-democráticos, es el mejor homenaje que en esta hora de patriótica evocación, puede tributar el pueblo de la República, al héroe que un día, por no vender el “rico patrimonio de los orientales al vil precio de la necesidad” cargó patria y pueblo en las carretas para marchar con él, a la espera de mejores días, en los que pudieran imponerse, en forma definitiva, por acción vigorosa, el sentimiento de libertad e independencia, el ideal de justicia, que animado por el Caudillo, constituyó el ansia mayor de aquellos que en el camino del Éxodo, iban trazando acertados derroteros al destino futuro de la patria.
Hemos evocado así, en la necesaria brevedad de este mensaje, a José Artigas, porque es su figura, la máxima en nuestra historia, la que provoca, en el fondo, los homenajes que la Comisión de Fomento del Boulevard Artigas propicia a Ansina y al Paraguay, incluyéndolos en el nomenclátor de la Ciudad.
La Intendencia considera que son justos y merecidos estos homenajes, porque Ansina fue, en todo momento,
el fiel servidor del Caudillo; el que lo acompañó en sus días de gloria, el que no quiso apartarse de él, en la hora en que la adversidad comenzó a ser su compañera; el que siempre lo siguió a todas partes sin
preguntarle jamás a donde iba, ni que planes guiaban sus pasos; el que por sobre todas las cosas, tuvo siempre amor y fe en el Conductor; el que se mantuvo en todo instante junto a él, con ejemplar lealtad, compartiendo incluso las amarguras del exilio, hasta que el pecho de Artigas cesó de palpitar y la sangre detuvo la circulación por sus venas.
Ansina merece, pues el homenaje.
Y el Paraguay, también es acreedor a nuestro reconocimiento.- Porque fue en esa tierra, que el Protector de los Pueblos Libres, buscó y recibió hospitalario asilo. Fué allí, donde sus propios enemigos de ideas y de luchas, los que tiranizaban al pueblo paraguayo, sintieron la necesidad de cobijar a esa venerable ancianidad, brindando al héroe vencido, pero jamás doblegado, un rincón donde reposar hasta el término de sus días y hasta la protección y el apoyo económico del Estado. Fue allí, donde trabajando austeramente, en sus años de vejez, laborando tierras y criando aves, Artigas se convirtió en el protector de los pobres de la región que lo albergaba.- Fue el Paraguay, pues, el lugar elegido por el héroe, para vivir hasta el último día de su existencia y vanos resultaron los diversos esfuerzos y las múltiples gestiones que realizaron sus conciudadanos para repatriarlo al Uruguay en vida. Artigas, inflexible, mantuvo su determinación de morir en el exilio paraguayo, vinculando allí, durante 30 años, su nombre a tradiciones intensa simpatía en el Paraguay, con cuyo pueblo había tenido una acción paralela: la lucha contra el centralismo porteño.
Es también justo y merecido, que los orientales, rindamos homenaje al Paraguay, ya que este nombre tiene tan estrecha vinculación con las últimas tres décadas de la vida del Fundador de nuestra nacionalidad.
Dejo así fundado, el adjunto proyecto de resolución, que someto a la ilustrada consideración del cuerpo que Ud. tan dignamente Preside. Y al saludarlo muy atte. le reitero las seguridades de la más elevada consideración. MATEO CUCULIC FONTANA, Intendente Municipal – ALDO RUSSO, Secretario General.
Y el Paraguay, también es acreedor a nuestro reconocimiento.- Porque fue en esa tierra, que el Protector de los Pueblos Libres, buscó y recibió hospitalario asilo. Fué allí, donde sus propios enemigos de ideas y de luchas, los que tiranizaban al pueblo paraguayo, sintieron la necesidad de cobijar a esa venerable ancianidad, brindando al héroe vencido, pero jamás doblegado, un rincón donde reposar hasta el término de sus días y hasta la protección y el apoyo económico del Estado. Fue allí, donde trabajando austeramente, en sus años de vejez, laborando tierras y criando aves, Artigas se convirtió en el protector de los pobres de la región que lo albergaba.- Fue el Paraguay, pues, el lugar elegido por el héroe, para vivir hasta el último día de su existencia y vanos resultaron los diversos esfuerzos y las múltiples gestiones que realizaron sus conciudadanos para repatriarlo al Uruguay en vida. Artigas, inflexible, mantuvo su determinación de morir en el exilio paraguayo, vinculando allí, durante 30 años, su nombre a tradiciones intensa simpatía en el Paraguay, con cuyo pueblo había tenido una acción paralela: la lucha contra el centralismo porteño.
Es también justo y merecido, que los orientales, rindamos homenaje al Paraguay, ya que este nombre tiene tan estrecha vinculación con las últimas tres décadas de la vida del Fundador de nuestra nacionalidad.
Dejo así fundado, el adjunto proyecto de resolución, que someto a la ilustrada consideración del cuerpo que Ud. tan dignamente Preside. Y al saludarlo muy atte. le reitero las seguridades de la más elevada consideración. MATEO CUCULIC FONTANA, Intendente Municipal – ALDO RUSSO, Secretario General.
LA JUNTA DEPARTAMENTAL DE COLONIA
ACUERDA Y DECRETA:
Artículo 1º. Desígnese con el nombre de “ANSINA”, a la actual calle de la ciudad de Carmelo que, partiendo de la calle doctor Juan Zorrilla de San Martín, pasa frente al cementerio, terminando en el Barrio Progreso.
Artículo 2º. Desígnese con el nombre de “AVENIDA PARAGUAY”, a la calle actual CARRETERA CURUPI de la ciudad de Carmelo, desde su intersección con la carretera de Nueva Palmira, hasta la calle Leandro Gómez.
Artículo 3º. Comuníquese e insértese en el Libro de Decretos de la Junta Departamental.
Sala de Sesiones de la Junta Departamental de Colonia a dieciséis de diciembre de mil novecientos cincuenta.
RICARDO RUFENER, Presidente.
FRANCISCO LEGUÍSAMO, Secretario.