Nueva Helvecia, 25 de abril de 1968.
 
Sr. Presidente de la JUNTA DEPARTAMENTAL
 
EXPOSICION DE MOTIVOS
Estimo que mantener vivo el recuerdo de los grandes hombres que contribuyeron con su inteligencia y con su esfuerzo personal a hacer grande nuestra Patria, significa tanto como una constante invocación de las superiores virtudes de la Raza; y cuando la sombra de una crisis general de valores inunda la escena social, es aún más necesario instalarnos en la imaginación colectiva para que alumbre el camino que anda la columna de nuestro pueblo en marcha. La pedagogía de los hechos enseña mejor que el adoctrinamiento abstracto. El ejemplo sin fisuras de determinados hombres es más eficaz instrumento didáctico que todas las tesis de filosofía moral. No pienso ni creo que sea imprescindible crear Héroes; entiendo que el patriotismo es un sentimiento racional de admiración y de amor. La mentira es esencialmente infecunda; no puede ser semilla de sentimiento, ni de pasión, ni de nada. No, no debemos crear Héroes; pero donde existen hombres que todo lo han dado en forma espontánea y generosa, es preciso mostrarlos, hundirlos en la imaginación de los pueblos, como la semilla en la tierra, para que allí al calor del sentimiento, germinen en pasiones generosas. Consideramos que Herrera ocupa un lugar de privilegio entre los hombres que forjaron nuestra grandeza, porque en su alma, es ese Herrera íntimo que su recato y la precariedad documental de la hora no impiden que conozcamos en su profundidad, se prefigura el alma oriental: esa esencia con la que quisiéramos siempre dialogar para encontrar las rutas del destino nacional, como si el alma de Herrera, de tan universal y grande que fue se extendiera, creciendo siempre, en los tiempos sucesivos de la Patria que él contribuyó a crear desde la Universidad, el Parlamento y las cuchillas. Acreedor al reconocimiento y a la gratitud de la Patria, yo diría que no hay Patria si se prescinde su presencia; más aún, si se toma perspectiva para mirarle, parece que se nos viene encima su figura señera, no para aplastarnos, sino para nutrirnos con sus esencias libertadoras, y para mantener inmune de toda claudicación la soberanía y la independencia de la República.- Montonero, Abogado, Historiador, Publicista, Legislador y Tribuno del Pueblo, Portavoz e Intérprete de un sentir que hunde en raíces en el origen de la nacionalidad y que crece y se desarrolla con el proceso mismo de la Patria, Herrera cubre -junto a otros preclaros ciudadanos- un pedazo importante de nuestra evolución histórica, y si, como creemos la Historia es la memoria colectiva de los pueblos, no puede eludirse no negarse su examen, cuando se trata de recobrar, en su autenticidad, el valor y las dimensiones humanas de los grandes hombres representativos; y sin ninguna duda, Luis Alberto de Herrera, fue uno de ellos. Abrazó una bandera y ciñó una divisa, pero no lo hizo con el espíritu agresivo de un rebelde ocasional ni como reacción de un resentido social, porque esa bandera era símbolo y atalaya de la Independencia y de la Soberanía de la Nación, y esa divisa -bueno es recordarlo- fraternizó en Carpintería con la adversaria en un mismo bautismo de fuego y de sangre, pues, prendida en los chambergos, lucía una proclama de reconciliación nacional: “Por la Patria”.- Se aplican a Herrera los conceptos que el Dr. Carlos Pellegrini pronunciara con motivo de la colocación de grados en la Facultad de Derecho de Buenos Aires hace más de setenta años, y que me permito transcribir: “Para saber que camino se ha de seguir, es necesario saber donde se quiere llegar.- El secreto de la energía y el nervio de todas nuestras acciones consiste en eso, pues esa fijeza de objetivo hace imposible las vacilaciones en los momentos decisivos en que van a fijarse rumbos trascendentales”. Y agregaba “En los momentos supremos o difíciles, concentraos dentro de vosotros mismos, procuraos una idea exacta de vuestro deber, y cumplido sin vacilar ante ninguna otra consideración. Procediendo así, vencedores o vencidos, seréis siempre respetados”, terminando más adelante: “La energía y el carácter no consisten en la violencia de la palabra o de la acción. La verdadera energía y el verdadero carácter son como el valor, tranquilo y moderado, siempre a la altura de las exigencias, sin alardes y sin vacilaciones. Y eso fue Herrera a través de toda una vida puesta al servicio de los más altos intereses de la Comunidad.- Gestor de su personalidad en los fogones de la revolución, penetró el sentir y el querer del alma Campesina y ciudadana, obedeciendo a un único mandato imperativo, que lo fue su propia conciencia. No tomó nunca por guía al aplauso, no buscó nunca la reverencia formalista; actuó siempre con una llaneza sin ramplonería, que fue precisamente el nacimiento de un estilo moral, y que mantuvo aún ocupando las más altas dignidades a que puede aspirar un ciudadano. El Colón europeo fue generoso con esta zona del País, Colonia Suiza recibió en sus tierras el aporte incalculable de altos valores humanos que mediante su tesón e inteligencia promovieron el desarrollo social y económico de la región. De ahí que resulte apropiado que su núcleo urbano más importante, Nueva Helvecia, perpetúe la memoria de quien, junto a otros, propendieron a una constante superación y progreso del desenvolvimiento comunitario. Tiene además el proyecto un sentido simbólico al propugnar el cambio de denominación que se propone. En efecto, si se observa el plano adjunto, se verá que la actual calle Lucerna comienza al pie del monumento al Gral. Artigas, donde a la vez termina una de las principales vías de acceso a la ciudad cual es la Av. José Batlle y Ordóñez. Confluirían así, como inspirándose en el pensamiento del Fundador de la Nacionalidad, los nombres de dos hombres que con sus defectos y virtudes, sus debilidades y sus grandezas, orientaron en el campo apasionado de la política los contingentes populares más importantes de la orientalidad, y prácticamente escribieron nuestra historia en lo que a la primera mitad del siglo XX se refiere. Por las breves consideraciones que se acaban de exponer, y previo informe de la Comisión representativa, someto a la resolución de esa Honorable Junta Departamental el presente proyecto. EDIL HECTOR MOREIRA.
 
LA JUNTA DEPARTAMENTAL DE COLONIA
ACUERDA Y DECRETA:
Artículo 1º. Desígnase con el nombre de “DR. LUIS ALBERTO DE HERRERA”, la actual calle Lucerna en toda su extensión, de la ciudad de Nueva Helvecia, 10a. sección judicial del Departamento de Colonia.
Artículo 2º. Comuníquese e insértese en el Libro de Decretos de la Junta de Departamental.
Sala de Sesiones de la Junta Departamental de Colonia a veintisiete de junio de mil novecientos sesenta y ocho.
 
LEANDRO DE ESTEBAN GÓMEZ, Presidente.
 
FRANCISCO LEGUISAMO, Secretario.
 

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