Colonia, 8 de julio de 2008.
 
Sr. Presidente de la
Junta Departamental de Colonia
Cr. RODOLFO LISSARRAGUE
Presente.
 
 
De nuestra consideración:
 
Los abajo firmantes, integrantes de la Comisión de Cultura, Deportes y Juventud tenemos el agrado de presentar adjunto a la exposición de motivos y plano correspondiente, el Proyecto de Decreto tendiente a designar con el nombre “Dr. Fernando Felipe Bassahún” a la calle conocida como “De la feria” de esta ciudad, ya que la misma no se encuentra nominada por la Junta Departamental.
Esta iniciativa, que fuera expuesta por los nietos de esta ilustre personalidad, es respaldada por todos los integrantes de este grupo de trabajo, quienes entienden de estricta justicia la designación de esta arteria que en un futuro cercano pasará por el nuevo Hospital de Colonia.
Sin otro particular, saludan atentamente, HUMBERTO BIQ, Prof. JOSÉ L. GONZÁLEZ, SERGIO PULERO, ENZO VIDAL, MIGUEL DÍAZ, Lic. ANA ORONÁ.
 
 
Exposición de motivos.
Extraída del material presentado por los nietos del Dr. Fernando Bassahún.
 
Sres. de la Comisión de Cultura
de la Junta Departamental de Colonia:
 
Por la presente nos dirigimos a Ustedes para solicitarles que consideren la posibilidad de que una calle de la ciudad de Colonia lleve el nombre de nuestro abuelo, Dr. Fernando Felipe Bassahún. El motivo de nuestra solicitud se fundamenta en que durante muchos años se desempeñó como médico y docente, marcando con su formación técnica y su calidez humana a muchas generaciones de colonienses. Ya existen calles de Colonia con nombres de médicos de su época, con muchos méritos por cierto; tantos, como los de nuestro abuelo.
Pero lo que más serviría para justificar este pedido no es esta carta escrita por sus nietos que veían en él un claro ejemplo, ni los documentos que la acompañan, sino que sería la opinión de la gente, de sus pacientes, de sus alumnos, de los que hoy son médicos porque descubrieron en él su vocación, de los que recuerdan su paso por el hospital aún después de jubilarse, de los que manejaban los tractores y los carros en donde lo llevaban a lugares inaccesibles del campo a atender un paciente. Muchos ya no están, otros sí, y creemos, humildemente, que todos aprobarían esta inquietud.
Sería muy estimulante vivir en una sociedad que recuerda a todos los habitantes que no han pasado desapercibidos y que han dejado marcas en el recuerdo de su gente.
Saludamos atentamente, MAURICIO BASSAHÚN – DANIEL BASSAHÚN.
 
 
DOCTOR CALLEJERO Y PROFESOR DICHARACHERO
Colonia supo tener médicos que dejaron con su trayectoria recuerdos que el tiempo no los borra, anécdotas que en la actualidad no percibimos ya que dejó de ser realidad el “médico de cabecerafruto del paso del tiempo que todo ha cambiado. A través de mis vivencias quisiera homenajear a aquellos que cuando era adolescente, con su blanca túnica, ya fuera en el consultorio o en clase en el Liceo de Colonia, no sólo curaron nuestras afecciones sino que nos marcaron un camino claro y recto hacia el cual debíamos encaminar nuestros pasos en busca del futuro deseado. En este relato tomo como ejemplo al Dr. Fernando Bassahún, dado que mucho lo conocí como médico y docente y del cual recuerdo muchas anécdotas. Me parece que lo veo atracando su Ford Vedette, color negro (que contrastaba con el blanco de su túnica), frente a su consultorio en Intendente Suárez frente a la plaza 25 de Agosto. El coche siempre quedaba medio atravesado, tal como se usa ahora tipo “espina de pescado” y generalmente ya lo apagaba frente a la Jefatura para que por inercia llegara a su destino. Una vez que descendía del coche y luego de echar una miradita al consultorio para ver si había alguien para atender, al no tener paciente en espera encaminaba sus pasos hacia la Farmacia “Da Costa”. De allí, con las manos en el bolsillo que echaban la túnica hacia atrás, su clásica “pelada” matizada de pigmentos marrones, cruzaba la General Flores silbando bajito pero de cabeza levantada rumbo a “Los 3 Mosqueteros” a comprar el diario y de paso con su “radar visual” monitoreaba todo alrededor a fin de no perder detalle ya que muchas veces solía pasar que algún paciente se le “hacía el enfermo” y él lo pescaba “in fraganti” tomando alguna copita en el Bar Stella donde trabajaba la recordada Margarita. Pobre de aquel que en esas condiciones era detectado, lo más seguro era que en la próxima consulta o al cruzarse en la calle se ligara un merecido responso de parte del Doctor. Justamente, la consulta en plena calle era una de sus características. Cierta vez mi padre fue a consultarlo ya que estaba muy afectado de los bronquios, por lo cual le recetó un buen jarabe de la época y privado totalmente de fumar. Luego de la consulta y a no más de media hora de la misma, a mi viejo le vinieron las ganas de armar un “Río Novo” y no se quedó en la intención, o sea que lo armó y mientras fumaba ni cuenta se dio que se le acercaba don Fernando. Cuando lo vio ya era tarde, ¡que reto se ligó el viejo! Recuerdo que le dijo muy enojado: “Canario, mientras no dejes el cigarro no me consultes más, ¿me entendiste bien? Papá apagó el pucho y metió violín en bolsa. Un verano, mes de enero, en nuestra casa cayó un rayo en un árbol cerca de la chimenea de la cocina que afectó en un brazo a mi viejo por encontrarse al lado de la cocina a leña. El brazo le quedó dolorido y decidió consultar a don Fernando. ¡Que casualidad! lo encontró en la plaza 25 de Agosto y ahí nomás lo atendió.
Papá le contó lo que le había sucedido, el Dr. lo escuchaba con mucha atención y luego de terminado el “relato” de mi viejo, don Fernando sonriente le preguntó: Canario ¿no te mató el rayo? ¿estás vivito y coleando? Como queriendo hacerle entender que ya todo había sucedido y que por suerte lo podía contar. Nuestra familia vivía al lado de la Escuela Nº 20 de Laguna de los Patos, sobre un camino de tierra que en invierno era intransitable. En más de una oportunidad nuestro querido Doctor tuvo que ir a atendernos a dicho lugar y lloviendo. Dejaba el Vedette en la Ruta 1, Km. 169, y de allí un kilómetro en tractor a fin de cumplir su noble misión. Si no había dinero para pagar la consulta con “mojadura” incluida se le regalaba una gallina gorda o alguna docena de huevos caseros y … consulta paga. Gracias a ese gesto de desinterés económico, recibía durante todo el año de la gente de campo todo tipo de factura lo cual mucho le gustaba y agradecía. Su humor, su buena disposición, hacían que el paciente ya de escucharlo se sintiera mejor, infundía tranquilidad, confianza, alegría, quizá ya en esa época existía el “stress” y él con su psicología lo curaba opor lo menos lo atenuaba.
Como profesor, sus clases eran tan entretenidas que nadie faltaba, siempre tenía un “lleno total”. Las hacía muy amenas y participativas (algo que no era común en las décadas del 50 y 60). Nos enseñaba Biología y era muy gracioso, cuando aparecía en clase con media docena de calaveras que iba tirando para el fondo de la clase, a las cuales más de uno temían agarrarlas y las compañeras gritaban tanto que Chola desde Bedelía aparecía para ver que pasaba en el salón. Gracias a esa forma singular de encarar las clases lograba interesar a los alumnos y motivarlos a tratar de estudiar para lograr una buena nota (no era de los que la regalaba). Pienso de que muchos médicos que algún día fueron sus alumnos deben haber descubierto su vocación a través de ese mensaje cálido, vivaz, pero firme y seguro. Más de una vez hacía preparar la clase siguiente para que un alumno actuara como profesor y él pasaba a ser estudiante. Ese alumno nominado debía entrar al salón desde la sala de profesores, pasar lista y dirigir la clase. Tomaba la lección del día y ponía nota. Don Fernando, actuando como un alumno “perfil bajo” sólo intervenía si el “profe” de turno cometía un “grueso error”. Estoy seguro de que ese método, al estar al frente de una clase en esos años, nos sirvió de mucho ya que no resultaba fácil estar en esa postura cuando se era adolescente de mediados del siglo pasado.
Doctor en Medicina General, Cirujano, Psicólogo por su forma de ser, Profesor, Consejero, muchas gracias por la semilla que día a día fuiste sembrando y que siempre cayó en tierra fértil.
Nelson Cabrera, noviembre de 2007.
 
 
DECRETO Nº 020/2011 
 
LA JUNTA DEPARTAMENTAL DE COLONIA
DECRETA:
 
Artículo 1º.- Designar con el nombre de Dr. Fernando Felipe Bassahún a la calle conocida como “De la Feria”, desde Ruta Nacional Nº 1 hasta la Avenida José Battle y Ordóñez, de la ciudad de Colonia. 
Artículo 2º. Dar cuenta, e insertar en el Registro Informático de la Junta Departamental.
 
Sala de Sesiones de la Junta Departamental de Colonia a los seis días del mes de mayo de dos mil once.
 
 
Prof. JOSÉ LUIS PITTAMIGLIO, 1º Vicepresidente.
 
 
NELSON OYOLA, Secretario General. 
 

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Publicado Diario Oficial Nº 28.245 de 16/06/2011